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Africanos en Avilés graban vídeos para disuadir a sus compatriotas de emigrar

“Europa, España, no es un sueño, es una cruda realidad”. Lo dice Mamadou Ndong, un senegalés de Dakar que preside la asociación que agrupa a las personas de su país en Avilés. Esa frase cargada de realismo cobra sentido y repercusión porque Ndong ha impulsado un canal de vídeo en Youtube –“La voz de los emigrantes”– para contar “la realidad que se vive en España” al objeto de que ese mensaje llegue a los países de donde parte la emigración y así frenar las peligrosas travesías en pateras y cayucos.

El proyecto de dar voz a los inmigrantes que han vivido en primera persona la odisea de abandonar sus países natales cuenta con la colaboración de otros africanos como la congoleña Aminata Salumu y el senegalés de nacimiento, pero procedente de Costa de Marfil, Yamar Mane, entre otros. “Si alguien quiere venir, que lo haga con visado o contrato de trabajo; que nadie se llame a engaño, aquí vivimos también en crisis”, advierten los africanos en referencia a Avilés, y también a España, su país de adopción desde hace años.

Ndong pone las cifras sobre la mesa: “En 2020 hubo quinientos jóvenes, sobre todo senegaleses, que murieron en travesías en patera en el mar Mediterráneo, y de muchos no encuentran sus cuerpos”. El Mediterráneo es, de hecho, conocido entre otras cuestiones por ser la fosa común más grande del mundo de personas que quieren labrarse un futuro en la vieja Europa.

“Tenemos que sensibilizar a los jóvenes de que no todo en Europa es fácil; es más: poco lo es. Tienen que entender que su vida vale más que vivir aquí”, enfatiza Salumu, que hace las veces de entrevistadora del canal de Youtube. “Esto no es ningún paraíso, hay gente que duerme en la calle”, comentan.

El canal de Youtube que cuenta “la verdad” a los aspirantes a iniciar una nueva vida en España lleva meses emitiendo y los testimonios recogidos hasta la fecha en “La voz del emigrante” desmienten la creencia de que “todo es positivo” y huye del estereotipo de dar tranquilidad a las familias “para que no se preocupen”.

Para algunos africanos que deciden aventurarse en una vida nueva en Europa, dar señales de que “todo va bien” cuando hablan con sus familiares en sus países de origen “es lo habitual, porque hay quien tiene vergüenza de volver o de que le critiquen si no prospera; ocurre lo mismo si descubren que no estás bien”, asegura Ndong.

“Hicimos un reportaje con un senegalés que estaba viviendo en la calle porque a eso nos dedicamos: a contar la realidad de lo que nos pasa aquí”, señalan tras lanzar un mensaje a la juventud de sus respectivos países: “Tenéis que creer en vosotros mismos, ahí hay trabajo y si venís aquí os jugaréis la vida e igual no lo encontráis”.

Ndong, Mane y Salumu han sufrido el racismo en sus carnes y defienden que los emigrantes vienen a España a trabajar, a buscar una vida mejor. “Pago todos mis impuestos, entran en la caja de España y busco lo mejor para mi familia, como cualquier persona”, remarca Mamadou Ndong. “No pido ayudas a nadie, lo único que quiero trabajar, así de simple”, añade Aminata Sulumu. Mientras Yamar Mane rueda unos planos con su cámara para componer el próximo vídeo que subirá al canal, muestra su carné de prensa de Costa de Marfil (tiene experiencia como actor y realizador). Dice que se dedica a grabar “experiencias de vida”. La productora Mdb Prod se “encarga de todo”.

“En Avilés ha habido un cambio en los últimos años, la gente es más abierta ahora con los inmigrantes”, asegura la congoleña, que ya en su país trabajaba en un restaurante español y tenía curiosidad por cómo sería vivir en el país que años después la ha adoptado como ciudadana. “Pero al principio, nos miraban raro”, añade.

“La voz del emigrante” no solo es para africanos, también para latinos y personas de otras nacionalidades que deseen participar. Las grabaciones se hacen a plena luz del día, en la calle y en diferentes rincones de Avilés. Hasta el momento, los idiomas utilizados son tres: español, francés y wolof, que es la lengua nacional de Senegal. Y todo con un fin: contar la realidad huyendo de tópicos y estereotipos sobre engañosos paraísos idílicos.

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